8 de octubre de 2012

Ana Lucía Silva en Mundos Opuestos


Tiene 29 años y es de Cali. Pocos la reconocen por su nombre real, pero sí como la porrista más 'sexy' de la TV en “El Joe”.

La hermosa actriz, hizo tambalear al Joe y flechó el corazón de Manyoma. Con su trabajo se ganó pronto el crédito de ser una de las mujeres más bellas del elenco y ahora de Nuestra Tele.

El público colombiano la vio también en “Pandillas guerra y paz”, “El Penúltimo beso” y otros seriados. Se complica porque de Cali no quisiera salir. Ella, la dueña de aquel cuerpo que genera envidias y pasiones, es una fanática de la salsa y encuentra en la noche y las canciones arrebatadas la posibilidad de escapar a sus propias presiones. Por eso adora a Cali, porque sabe que en cualquier discoteca podrá encontrarse con un buen parejo que entienda que para una caleña bailar es un ritual, una demostración de talento, pero sobre todo una terapia para exorcizar demonios.

Ana Lucía habla con honestidad desde su mundo, que está lleno de muchas sorpresas, una de ellas combate de frente el mito de que las mujeres que quieran conservar sus curvas no deberían tener hijos. Tiene una niña de cuatro años, llamada Violeta, la luz de sus ojos.

Qué más se le puede pedir. Soltera y con un cuerpo que tiene con la boca abierta a medio país. Ana Lucía y sus curvas llegaron a Mundos Opuestos para quedarse hasta el final.

fuente | canal rcn

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  • 8 de octubre de 2012


Tiene 29 años y es de Cali. Pocos la reconocen por su nombre real, pero sí como la porrista más 'sexy' de la TV en “El Joe”.

La hermosa actriz, hizo tambalear al Joe y flechó el corazón de Manyoma. Con su trabajo se ganó pronto el crédito de ser una de las mujeres más bellas del elenco y ahora de Nuestra Tele.

El público colombiano la vio también en “Pandillas guerra y paz”, “El Penúltimo beso” y otros seriados. Se complica porque de Cali no quisiera salir. Ella, la dueña de aquel cuerpo que genera envidias y pasiones, es una fanática de la salsa y encuentra en la noche y las canciones arrebatadas la posibilidad de escapar a sus propias presiones. Por eso adora a Cali, porque sabe que en cualquier discoteca podrá encontrarse con un buen parejo que entienda que para una caleña bailar es un ritual, una demostración de talento, pero sobre todo una terapia para exorcizar demonios.

Ana Lucía habla con honestidad desde su mundo, que está lleno de muchas sorpresas, una de ellas combate de frente el mito de que las mujeres que quieran conservar sus curvas no deberían tener hijos. Tiene una niña de cuatro años, llamada Violeta, la luz de sus ojos.

Qué más se le puede pedir. Soltera y con un cuerpo que tiene con la boca abierta a medio país. Ana Lucía y sus curvas llegaron a Mundos Opuestos para quedarse hasta el final.

fuente | canal rcn

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